A seis días de la - algo desmedida - euforia por el triunfo contra Ecuador, y a 48 horas de la bilis amargosa por la increíble derrota ante Uruguay, se impone, se obliga, el intento de pensar con cabeza fría. Porque en la calentura de la derrota y en la borrachera de la victoria uno se vuelve un crítico despiadado contra el que hace dos horas apoyaba hasta con tres litros de su propia sangre si era necesario, o se vuelve como el papá alcahuete que está en la casa tomando en parranda, y al que el hijo de quince años le dice “Papi, perdí el año pero igual quiero ir de farra para olvidar las penas (?)… puedo salir a dar una vuelta?”, y el viejo rubicundo “¡Eeeeeeso, mijo, salga que el colegio no importa! Míreme a mí, que pasaba escapándome y ahora tengo mi propio negocio! Vaya tranquilo, y, vea, aquí tiene plata y las llaves del carro!”.
Entonces empecemos resumiendo la doble jornada con una frase (atención con la trascendentalidad, Paulo Coelho puto, no esssistís): ni antes éramos un equipo sólido y sin grietas, de esos que gana los partidos de memoria (alla el Barcelona), ni ahora somos un rejuntado de estrellas con dudas y errores propios de un equipo aún en formación (alla el DIM (?)). Previo al partido contra Ecuador imperaba la confianza (no euforia: con-fian-za) entre la afición en general, cimentada en la ídem que se le tiene a don José y a la incuestionable calidad futbolística del plantel. Que a veces esa confianza se pasase un poco de rosca por ratos, olvidando que Ecuador es un equipo muy sólido, y con un muy respetable nivel de funcionamiento, era comprensible. Por eso es normal que la victoria final haya tapado algunos hechos preocupantes en el funcionamiento del equipo en contención y en ataque, y que se haya dejado de lado el hecho que estuvimos a esto, a estico, de terminar lamentando un empate. En un hecho muy propio de nosotros los hijos de esta tierra, muchos ya estaban en la madrugada etílica del sábado hablando de la clasificación como un asunto cumplido, como si Uruguay fuera un mero trámite y no fuéramos a jugar en el mítico e imponente estadio Centenario sino el Rose Bowl de Pasadena.
Tengamos en cuenta algo: el partido contra Uruguay en Montevideo era totalmente perdible. Incluso con este Uruguay de hoy, a ciento cincuenta años luz del de 2011 pero que se ha sostenido en base al aporte de huevas histórico y a la calidad aún vigente de Cavani y Luis Suárez. Que por ahora son los que salvan a don Oscar Washington de haberse visto el partido sentado en la comodidad de su hogar, mateando y meándose en el sillón (?), y repitiendo a cada rato la frase “Mirá lo que hacen estos… conmigo hubiéramos hecho gol en esa jugada...”. Uruguay así como nos jugó el martes o como le jugó a Perú en Lima el viernes (¡¡¡a Perú!!!) le jugaba hace dos años a Alemania o Argentina. Hoy no le alcanza y tiene que salir con toda a bartolear y esperar que el rival le de un papayazo para que los que nunca perdonan, la emboquen como saben. Y con eso le va a alcanzar para ir al Mundial. Y te digo que si el técnico se pone piloso y cae en cuenta al fin que la base hay que mantenerla, pero que a veces hay que ajustar (léase “cambiar uno que otro jugador que no esté rindiendo hace rato”, léase “por ejemplo, Diego Lugano”) seguramente los que veamos en el periplo por tierras exóticas de cada cuatro años no sean los Ruso Pérez, Cebolla Rodríguez o Egidio Arévalo Ríos sino los Walter Ayoví, Valencia y Banguera.
Decíamos que el partido era perdible, pero la sensación que queda es de amargura por la manera tan marica en que se perdió. Contra Uruguay jugamos por gran parte del partido mucho mejor que contra Ecuador el viernes. Pero se perdió porque a) varios de nuestros jugadores claves están en bajo nivel, y b) en defensa dimos demasiados papayazos y c) adelante tenemos menos picante que un arequipe. Ojo que "a", "b" y "c" están intimamente interconectados entre sí. Lo bueno es que tenemos un colchón de dos partidos para mejorar. Y nos hace falta, porque para estar tranquilos y no estar con la lejana pero un 0.000005% posibilidad de un Londrinazo en la última fecha, los regalos estos que dimos no podemos repetirlos contra un Chile que está más afiebrado y entonado que policía nuevo.
Entonces empecemos resumiendo la doble jornada con una frase (atención con la trascendentalidad, Paulo Coelho puto, no esssistís): ni antes éramos un equipo sólido y sin grietas, de esos que gana los partidos de memoria (alla el Barcelona), ni ahora somos un rejuntado de estrellas con dudas y errores propios de un equipo aún en formación (alla el DIM (?)). Previo al partido contra Ecuador imperaba la confianza (no euforia: con-fian-za) entre la afición en general, cimentada en la ídem que se le tiene a don José y a la incuestionable calidad futbolística del plantel. Que a veces esa confianza se pasase un poco de rosca por ratos, olvidando que Ecuador es un equipo muy sólido, y con un muy respetable nivel de funcionamiento, era comprensible. Por eso es normal que la victoria final haya tapado algunos hechos preocupantes en el funcionamiento del equipo en contención y en ataque, y que se haya dejado de lado el hecho que estuvimos a esto, a estico, de terminar lamentando un empate. En un hecho muy propio de nosotros los hijos de esta tierra, muchos ya estaban en la madrugada etílica del sábado hablando de la clasificación como un asunto cumplido, como si Uruguay fuera un mero trámite y no fuéramos a jugar en el mítico e imponente estadio Centenario sino el Rose Bowl de Pasadena.
Salando selecciones Colombia desde 1994 |
Decíamos que el partido era perdible, pero la sensación que queda es de amargura por la manera tan marica en que se perdió. Contra Uruguay jugamos por gran parte del partido mucho mejor que contra Ecuador el viernes. Pero se perdió porque a) varios de nuestros jugadores claves están en bajo nivel, y b) en defensa dimos demasiados papayazos y c) adelante tenemos menos picante que un arequipe. Ojo que "a", "b" y "c" están intimamente interconectados entre sí. Lo bueno es que tenemos un colchón de dos partidos para mejorar. Y nos hace falta, porque para estar tranquilos y no estar con la lejana pero un 0.000005% posibilidad de un Londrinazo en la última fecha, los regalos estos que dimos no podemos repetirlos contra un Chile que está más afiebrado y entonado que policía nuevo.
Pennywise apoyando con todo a la selección |
Como sabemos que don José nos lee regularmente (?), queremos destacar los puntos más importantes que nos deja esta jornada:
El arquero: Bien. Es de los pocos puntos que han sido constantemente positivos en la eliminatoria. (puntaje 7.0). Tenemos arquero para rato. En cuanto al arquero suplente no sé qué tanto rato (?).
El arquero: Bien. Es de los pocos puntos que han sido constantemente positivos en la eliminatoria. (puntaje 7.0). Tenemos arquero para rato. En cuanto al arquero suplente no sé qué tanto rato (?).
La defensa: Mal. Con Amaranto Perea (5.0) este servidor estaba emocionado por la exhibición de anticipo y potencia que estaba dando en Montevideo. Pero las dos jugadas de gol lo dejaron más mal parado que Samper con las grabaciones de la monita retrechera. Tan mal como a Mario Yepes (4.0), el cual tiene demasiado carisma, experiencia y ubicación, pero ya hace rato está mostrando una tendencia a pegar un poquito para que no se le escapen los delanteros rivales. Es normal, viejo, es un crack, pero ya tiene su edad. ¿Qué putas hacemos con Cristian Zapata en el banco, pegándose cipote de viaje para quedarse "aportando desde lo anímico"?
Carlos Valdés (6.0) cumplió. Pablo Armero (5.0) mostró muchísima dinámica y movimientos punzantes. Pero solo en este momento de aquí (?): en el partido como tal hizo el mismo efecto que si agarraras un juego de cacerolas y las tires por las escaleras de un edificio. Camilo Zuñiga (6.0) cumplió para nosotros: al menos no hizo cagadas por su lado.
¡Stefan Medina (3.0)! Es muy triste que casi toda la sensación de frustración que deja para el público esta doble jornada la haya acaparado el muchacho oriundo de Bolsón Cerrado. Porque el pelao tiene futuro (y de hecho, al menos en el fútbol colombiano, presente). Marca, es seguro, sale con criterio, se ubica bien, tiene personalidad. Pero contra Uruguay mostró una falta de nivel internacional bastante notable. Cuando lo anunciaron en la inicialista a mí particularmente me surgió el temor de si le iba a quedar grande el momento. Y puta que lo fue: los uruguayos se lo comieron crudito, le ganaban de cuerpo, de posición, de ubicación, de velocidad en la punteada del balón. En el primer gol comparte la culpa con Amaranto, en el segundo lo único que le faltó fue acobijar y darle un besito en la frente a Gastón Ramírez, el que metió el pase gol. El pelao no merecía tener ese debut. Hubieran esperado, si el afán era de venderlo, a estar clasificados para exponerlo.
Y eso toca un tema que surge inevitablemente en estos momentos. Sí o sí se vuelve uno malicioso, así protesten los hinchas de Nacional cuando se toque el asunto: no deja uno de pensar en jugadores con muchos más méritos de ser convocados o de jugar como titulares que Stefan Medina o Alex Mejía, cuya mayor ventaja sobre aquellos parece ser el club del cual hacen parte. Convocatorias que serían entendibles y aceptadas en un amistoso contra México o El Salvador, pero no en una jornada crucial y definitiva como esta. Ojalá el pelao Medina se recupere de lo mierdas e injustos que podemos ser a la hora de la crítica. Ojalá le den tiempo. Hasta que no se rompa ese vínculo insostenible desde lo ético y desde la transparencia, entre la Dimayor y el patrocinador-dueño del Atlético Nacional, no dejarán de ocurrir situaciones “llamativas” como estas.
El medio: Curioso el caso de Carlos Sánchez (4.0): cuando nadie lo conocía y alguno pensaba que estaba ahí por rosca, era uno de los rendimientos más altos del equipo. Ahora que uno da por hecho que juegue, está horrible. Desubicado, marca mal y a destiempo. Si antes recibíamos críticas por nuestra cerrada posición en contra del rol de Abel Aguilar (4.0) en la selección, ahora creo que nos darán la razón. Antes lo único que hacía destacable era no hacer nada. En estos dos partidos se superó, porque se encargó de cagarla seguido. Lo único que vimos de manera notable es que, por primera vez en su carrera en la selección, hizo un pase de más de cinco metros.
De Freddy Guarín (5.0) sigue habiendo esa sensación que puede hacer mucho más de lo que da. Uno lo ve jugar y sabe que tiene con qué llevar él solito al equipo. Pero no sé si es el rol que tiene en la selección, o si se limita él solo. Le tengo fe: jugadas como la del pase gol a Falcao en el primer tiempo contra Uruguay demuestra que es uno de los que debe estar de titular siempre. James (8.0) es un crack, de eso no hay discusión. Macnelly (4.0) jugó horrible contra Ecuador. Pero hizo falta contra Uruguay: nosotros podemos hacer ahora un fútbol moderno y lo que quieras, pero con un 10 como Macnelly calmándola, jugándola, llevándola y metiendo sus pases estamos completos. Esperamos de corazón que no se haya aclimatado al nivel del fútbol saudí, porque si no, estamos jodidos.
El ataque: blandito. Hace rato que estamos generando menos peligro que la delantera de San Marino. A Falcao (4.0) se le nota desde hace rato en un nivel muy regular (¿puede ser que tiene un problema físico?). O sea: no es que esté horrible, pero parece habérsele ido ese momento dulce de los días contra Paraguay en Barranquilla o en las finales con el Atlético Madrid. Lo mismo que Teófilo Gutiérrez (3.0), el que nos callaba la boca con goles pero ahora ni juega, ni hace jugar, y ni siquiera se ubica en la raya para meter esos balones con el empeine a medio metro de la línea que solía meter. Parece que también se le fue ese momento dulce de los días en que amenazaba a sus compañeros de equipo con una pistola de aire comprimido (?). En tales circunstancias nos ponemos a pensar si no convenía más colocar a jugar con Jackson Martínez, y nos acordamos de Dorlan Pabón, que parece haber recuperado su nivel en Europa.
A la selección le hizo mucha falta una buena dupla de delanteros. Se notó contra Uruguay bastante: Falcao se la pasó pivoteando y aguantando, más por mala ubicación (creo) que por méritos de los uruguayos. Teo estuvo de visita por el Centenario, ya puede decir que lo conoció por dentro. A Jackson lo metieron a lo último, como para que no digan "no le dieron la oportunidad".
Carlos Valdés (6.0) cumplió. Pablo Armero (5.0) mostró muchísima dinámica y movimientos punzantes. Pero solo en este momento de aquí (?): en el partido como tal hizo el mismo efecto que si agarraras un juego de cacerolas y las tires por las escaleras de un edificio. Camilo Zuñiga (6.0) cumplió para nosotros: al menos no hizo cagadas por su lado.
¡Stefan Medina (3.0)! Es muy triste que casi toda la sensación de frustración que deja para el público esta doble jornada la haya acaparado el muchacho oriundo de Bolsón Cerrado. Porque el pelao tiene futuro (y de hecho, al menos en el fútbol colombiano, presente). Marca, es seguro, sale con criterio, se ubica bien, tiene personalidad. Pero contra Uruguay mostró una falta de nivel internacional bastante notable. Cuando lo anunciaron en la inicialista a mí particularmente me surgió el temor de si le iba a quedar grande el momento. Y puta que lo fue: los uruguayos se lo comieron crudito, le ganaban de cuerpo, de posición, de ubicación, de velocidad en la punteada del balón. En el primer gol comparte la culpa con Amaranto, en el segundo lo único que le faltó fue acobijar y darle un besito en la frente a Gastón Ramírez, el que metió el pase gol. El pelao no merecía tener ese debut. Hubieran esperado, si el afán era de venderlo, a estar clasificados para exponerlo.
Y eso toca un tema que surge inevitablemente en estos momentos. Sí o sí se vuelve uno malicioso, así protesten los hinchas de Nacional cuando se toque el asunto: no deja uno de pensar en jugadores con muchos más méritos de ser convocados o de jugar como titulares que Stefan Medina o Alex Mejía, cuya mayor ventaja sobre aquellos parece ser el club del cual hacen parte. Convocatorias que serían entendibles y aceptadas en un amistoso contra México o El Salvador, pero no en una jornada crucial y definitiva como esta. Ojalá el pelao Medina se recupere de lo mierdas e injustos que podemos ser a la hora de la crítica. Ojalá le den tiempo. Hasta que no se rompa ese vínculo insostenible desde lo ético y desde la transparencia, entre la Dimayor y el patrocinador-dueño del Atlético Nacional, no dejarán de ocurrir situaciones “llamativas” como estas.
De Freddy Guarín (5.0) sigue habiendo esa sensación que puede hacer mucho más de lo que da. Uno lo ve jugar y sabe que tiene con qué llevar él solito al equipo. Pero no sé si es el rol que tiene en la selección, o si se limita él solo. Le tengo fe: jugadas como la del pase gol a Falcao en el primer tiempo contra Uruguay demuestra que es uno de los que debe estar de titular siempre. James (8.0) es un crack, de eso no hay discusión. Macnelly (4.0) jugó horrible contra Ecuador. Pero hizo falta contra Uruguay: nosotros podemos hacer ahora un fútbol moderno y lo que quieras, pero con un 10 como Macnelly calmándola, jugándola, llevándola y metiendo sus pases estamos completos. Esperamos de corazón que no se haya aclimatado al nivel del fútbol saudí, porque si no, estamos jodidos.
Falcao debería concentrarse en el fútbol y dejar la actuación de lado, a ver si vuelve a ser el que era |
A la selección le hizo mucha falta una buena dupla de delanteros. Se notó contra Uruguay bastante: Falcao se la pasó pivoteando y aguantando, más por mala ubicación (creo) que por méritos de los uruguayos. Teo estuvo de visita por el Centenario, ya puede decir que lo conoció por dentro. A Jackson lo metieron a lo último, como para que no digan "no le dieron la oportunidad".
El técnico: regular (5.0). Aquí se defiende a don José, pero no se le entiende cuando deja a Aldo Leao Ramírez sentado tanto rato, o a Zapata, o a Jackson, y, sobre todo, la inútil quemada de Medina. En cuanto a lo táctico nos parece que planteó los partidos como debía, aunque contra Ecuador el cambio de Cuadrado por Abel (en vez de Aldo Leao por el mismo) hubiera sido más provechoso, pero, bueno, con el periódico del lunes cualquiera habla. Lo importante es que el ex-taxista demostró ser un tipo sensato y mesurado, cosa que nos ha hecho mucho bien en estas eliminatorias.
Recomendación (?): Que contra Chile en Barranquilla salgamos a jugar con Ospina - Armero, Carlos Valdés, Cristian Zapata, Camilo Zúñiga - Aldo Leao Ramírez, Freddy Guarín, Macnelly Torres, James, Dorlan, Falcao (Jackson). Que se convoque al Alcatraz García, a Darwin, a Dorlan, al Pipe Pard... no, me emociono (?). Que salga a jugar con el mismo esquema con el que tan bien nos ha ido en Barranquilla. Que Cierto Periodista Deportivo Cuyo Nombre No Se Debe Mencionar no de pronósticos favorables de la clasificación de la selección.
Y que no digamos "ya clasificamos" hasta que sea matemáticamente confirmado. Gracias, pueblo.
Recomendación (?): Que contra Chile en Barranquilla salgamos a jugar con Ospina - Armero, Carlos Valdés, Cristian Zapata, Camilo Zúñiga - Aldo Leao Ramírez, Freddy Guarín, Macnelly Torres, James, Dorlan, Falcao (Jackson). Que se convoque al Alcatraz García, a Darwin, a Dorlan, al Pipe Pard... no, me emociono (?). Que salga a jugar con el mismo esquema con el que tan bien nos ha ido en Barranquilla. Que Cierto Periodista Deportivo Cuyo Nombre No Se Debe Mencionar no de pronósticos favorables de la clasificación de la selección.
Y que no digamos "ya clasificamos" hasta que sea matemáticamente confirmado. Gracias, pueblo.