jueves, noviembre 15, 2012

Crónicas LMDF: una excursión a ver al Poderoso DIM en Armenia

Consciente que la última fecha de la ronda de Todos-contra-Todos en el Fútbol Colombiano era la tenue frontera entre un "fracasamos, hijueputa, otro Diciembre en la casa" y un "¡hasta Tokio no paaraaamooosssssss, hijueputaaaaaaaaa!", la gran marejada de hinchas del DIM se llenó de un fervor místico digno de una película cincuentosa de Semana Santa. Y obviamente yo me contagié de ese fervor, a pesar que soy el adalid de la objetividad (?), y más después de estar en el Atanasio con mis dos hijos viendo como el DIM se llenaba la panza de buen fútbol, juego ofensivo y magia (?) contra el Junior. Mis dos pequeños salieron más afiebrados que barrabrava nuevo, y yo me enfermé de tal modo que me planteé como objetivo ir a Armenia el siguiente domingo a ver al Medallo contra el Deportes Quindío, así sea muerto y en un cajón. Así fue como toda la semana la pasé pensando en el puto partido: abría los ojos en la mañana y pensaba "marica, todavía es jueves"; me iba para el trabajo y en el camino hacía conjuros en contra de Cúcuta, Quindío, Cali, Chicó y Pasto; almorzaba y rogaba por la salud mental de Germán Ezequiel Cano; me dormía y soñaba con John Viáfara (????). Lo único que casi hace iniciar el apocalipsis fue cuando el viernes en la tarde en el trabajo, a algún gracioso con poder se le ocurrió la idea de hacer venir la gente a camellar el fin de semana, percance del que afortunadamente escapé por mañoso.

Después de tanto parto y tanta pensadera y tantas cuentas y tanta pujadera y tanto azare y tanta expectativa, al fin salí el domingo en la mañana rumbo a Armenia. Durante la semana estuve averiguando (y consideré con muchas ganas) la idea de irme con los amigos con los que normalmente me voy al estadio, en un bus alquilado para la ocasión. Los pros y contras de dicha decisión los pongo a consideración para documentación de futuras generaciones:

Decisión de viajar a Armenia en bus

Pros - Contras
Seis horas de rumba y recocha - Posibles problemas mecánicos
Seis horas de viaje inhalando diversas sustancias (?) - Posibles problemas con la policía
Seis horas de licor abundante y sin restricciones - Incomodidad
Seis horas de farra absoluta con los parxeros (?) - Inseguridad
Seis horas de desenfreno, DROGA, alcohol, VICIO - Posibles accidentes en ruta

Después de sopesar cuidadosamente los pros y contras, de revisar con minuciosidad las rutas y estadísticas de accidentalidad en la página web del Invías, y de analizar con una matriz de potencialidad los riesgos de viajar en bus, tomé la siguiente decisión: mi mujer me dijo que nos fuéramos en carro (?). Porque mi amada se decidió acompañarme en el viaje, un poco por amor, otro por curiosidad. Como veremos más adelante, irnos en carro particular fue la mejor decisión, al final. MI AMOR, SIEMPRE TIENES LA RAZÓN EN TODO (?).

El viaje por carretera

La recomendación dada en varios lados fue de viajar con la mayor discreción, en lo posible sin uniformes ni distintivos, a fin de mimetizarse en medio de los viajantes. Todo con el fin de evitar que los malparidos que incitan y practican el odio agredieran la caravana. Por lo que vi en carretera, el único cagón fui yo: todo el camino estaba cubierto de carros con banderas, buses engalanados de rojo y azul y llenos de hinchas enfervorizados con la camiseta roja, de todas las condiciones, edades y estados catatónicos (?). Uno no podía evitar emocionarse al ver tal espectáculo, y me la pasé medio viaje bocinando y gritando como un enardecido. Por el camino empezamos a ver los beneficios de no haberse ido en alguna buseta cargada de viciosos (?): la Policía montó un dispositivo que se resumía en la instrucción "hay-que-parar-todos-los-buses-cargados-de-manes-de-rojoyazul". Así que por mas o menos desde La Pintada se desgajó la caravana, fragmentada en un montón de buses detenidos en las orillas de la carretera, con policías requisando y fregando. Era normal ver el espectáculo de la gente apelotonada, hastiada, al lado de los buses con mil policías requisando; al lado de cada vehículo no faltaban cuatro o cinco manes totalmente fundidos, durmiendo tirados en la manga, me imagino que, esteee, por efectos de la madrugada...

El estadio de Armenia: esa ternurita

Cito a Wikipaja: "El estadio Centenario (...) recibe el sobrenombre de "El Jardín de América". Probablemente esto sea una licencia literaria alusiva al potrero lleno de rastrojo y mosquitos del ingreso sur del Minicoliseo. Uno para entrar allá tiene que esquivar primero los abundantes cagajones que deja los animales de la policía (nos referimos a los caballos), lo cual le da un aire aún más bucólico al escenario, y luego hacerse al lado de una verja coronada de matorral silvestre, que recuerda tardes pasadas en paseos de olla en finca prestada. Lo que nos preguntamos en el Politburó es si fue adrede que el Mundial sub 20 pasara por encima de Armenia dejando tan solo los famosos sillines en las tribunas, algo así como para que los turistas no fueran a pensar que en Colombia no estamos atrasados, nuuu que tal. Porque tampoco ni en los baños, ni en las entradas, se ve algo digno de un Mundial.

La entrada sur de la finca "Centenario" (Fotos cortesía del doctor Alejandro Noreña, médico de señoritas (?) y del doctor Juan Esteban Valencia, oculista de la vida)
Ahora las tribunas, con su estilo cromáticamente pixelado, rememoraban una casa de muñecas de la barbie. De una barbie quindiana. Cuando llegamos al estadio estábamos prevenidos por los posibles choques contra hinchas del Quindío, pero no hubo. No hubo hinchas del Quindío, y lo repetimos: no hubo hinchas de Quindío: apenas cincuenta o sesenta gatos se arremolinaron tímidamente en las tribunas del estadio, algo bastante triste teniendo en cuenta que estaban peleando cupo a cuadrangulares. Hombre, hubo un tiempo, aunque no me lo crean, que existían hinchas del Quindío. Seee, nunca llenaban el estadio, pero los había; hoy no sé donde putas están. Para muestra un botón en la foto de abajo: la "Artillería Verde Sur", la barra brava (jijiji) local, que ni era verde, ni estaba en Sur y si mucho alcanzaba categoría de patrulla.

La "Artillería Verde Sur": anda bastante floja de municiones.
Veámosle el lado bueno: uno siendo miembro de esa barra no tiene que sufrir la incomodidad de apretujarse uno contra otro en la tribuna, como nos toca a los de otros clubes. No: aquí pueden ellos brincar a sus anchas, correr de arriba a abajo por las gradas, y hasta les sobrará espacio para dejar instalar una carpa de circo. Lo único malo es cuando tienen que bajar una megabandera, como hicieron esa tarde: entre 20 queda muy duro bajar una bandera que cubra toda la tribuna, y después envolverla. Pero, bueno, sirve para sacar brazo...

La odisea de los buses I

Los que no tuvimos la dicha de irnos en bus, tuvimos la fortuna de no irnos en ellos (¿ah?). Como contamos más arriba, a todos los buses o busetas llenos de hinchas rojos la policía los paró por portación de camiseta. Entre tanta gente que fue con toda la mejor intención a disfrutar de la fiesta, obviamente no faltaba alguna que otra ñarria (?): pero la mayoría de los hinchas que fueron de excursión son como usted o como yo. La policía no pensaba igual: para ellos uno de rojo que estuviera en un bus rodeado de otros iguales era un potencial delincuente, y como tal había que utilizar un medio de disuasión. Como por ejemplo, parar los buses cada media hora (literalmente), hacer bajar la gente, requisarla y hacerla proseguir, para después volverla a bajar a los 20 Kms. Como broche de oro, a los buses que iban entrando a Armenia les hicieron dar cipote de vuelta que poco faltó para que llegaran pero al estadio Manuel Murillo Toro. Imagínate uno cansado del viaje, fastidiado de tanta bajadera, desesperado por llegar al partido, escuchando que ya iba a empezar, y ver un letrero que diga "Armenia a 5 Kms", ilusionarse, proseguir por la carretera y ver adelante otro que diga "Armenia a 8 Kms". Se marea hasta un poste, viejo. Los amigos nuestros que viajaron en bus recién entraron a los 25 minutos de empezar el cotejo, todos ellos con los ojos rojos como faroles (me imagino que por el cansancio (?????)), y contándonos sus desventuras con total amargura.  A ellos los hicieron dar vueltas como por una hora, tiempo de sobra para recorrer tres veces todo el territorio del departamento de Quindío.

Su periplo no terminó allí, porque de vuelta fue la Policía otra vez dale que joda, y añadiéndole el hecho de esquivar literalmente las pedradas que tiraron algunos malparidos de Armenia (ya sabemos donde están los hinchas del Quindío: no van al estadio para quedarse en las vías a tirar piedra), de Pereira y en algunos sitios de Antioquia (nuestros hermanos (?) del verde). Lo feo de la jornada pasó por Santa Rosa de Cabal: aparentemente la policía se enfrentó a un bus lleno de hinchas por algún motivo y tomó una acción para calmarlos: les tiró gases lacrimógenos (!!!); estos de alguna manera encendieron el bus (encendieron del verbo fuego, no del sustantivo arrancar). Viendo por encima el estado de los vehículos que transportaban a los hinchas, se entiende que hasta un gargajo mal tirado hubiera hecho explotar el tanque de gasolina. Afortunadamente no hubo daños mayores, pero parece que la cosa estuvo fea. Nuestros amigos salieron de Armenia a eso de las 6:00 p.m. y llegaron a Medellín a las 3:00 a.m...

El partido

Fue una fiesta total. Bueno, no total: el primer tiempo fue la secuencia ilusión-parto-desencanto-desesperación. El segundo fue angustia-susto-alegría-parto-alegría-más parto-cagadera-alegría-euforia-fiesta. El gol del otrora futuro centrodelantero titular de la selección, Sergio "Barranca" Herrera trajo no solo los fantasmas de la eliminación sino la negrísima perspectiva de seis eternas horas de viaje de regreso rumiando bilis. Para el segundo tiempo el equipo salió con todo, pero con el juego aún 0-1 a toda la hinchada se le llenó el estómago de dilemas existenciales cuando un delantero del Quindío quedó solo frente al gran arquero Leandro Castellanos. Que afortunadamente, reaccionó bien. Y acto seguido vino el 1-1 por Germán Cano, el 2-1 de Felipe Pardo (al que siempre hemos defendido vehementemente desde este blog (????)), y después de unos larguísimos minutos, el 3-1 final. La alegría final tapó varios hechos fundamentales, anoten: 1) No tenemos suplencia; 2) sale un defensa titular y se nos desbarata el sistema, en parte por lo expuesto en el numeral 1; 3) Los nervios por sí solos no justifican que nos haya cagado a pelotazos un equipo como el Quindío, con menos manejo que Andrés Pastr*na de presidente. Ojalá no haya lesionados porque se nos desbarata la estantería.

La odisea de los buses II

Nuestros amigos llegaron tardísimo, pero a otros les fue peor. Otros hinchas sufrieron los efectos de ir en buses con un deficiente Plan de Mantenimiento (?): fueron bastantes los vehículos que se quedaron varados en carretera. Pero mejor transcribiremos un hilo de conversación que vimos en las redes sociales, que empezó con una indignada queja "Apenas llegando a Medellín (a las 11 a.m. del lunes) gracias al cara de chimba  (sic) del XXX (conocido barra del DIM que organizó la mayoría de las excursiones que viajaron a Armenia) que no fué capaz de traernos un bus de soporte...". Enseguida vinieron los lamentos adicionales (transcribimos lo más textual que podemos, juro que no exageramos): 
  • "Parce una gonorrea ese hp bus se varo y uno llamando a ese carechimba de XXX para conseguir otro bus y ese gonorrea con la hijueputa carcasa apagada..."
  • "El hijo de ese malparido iba en el bus y no hiso ni chimba por ayudar"
  • "Una gonorrea, el bus en el que hiba se varo por el clutch y nos toco bajarnos a empujar por esas hijueputas lomas pero en Santa Bárbara ya no pudo mas"
  • "Parce ese XXX es un hijueputa dejo el hijo empeñao en el bus"
  • "El hijueputa de XXX dejo al hijo para que nos ayudara a empujar el bus en esas hijueputas lomas y el parcero lo que hizo fue acostarse a dormir".
Una cagada. Imagínate la angustia y el desespero de verse tirado en mitad de la noche por la carretera,  lejos de la casa, después de esquivar piedras y policías, bajarse varias veces a empujar el bus por unas lomas en las que se purgan las mulas. Afortunadamente la gente iba con la alegría de la victoria, que si no, hubieran arrasado el departamento de Caldas y la mitad de Risaralda...

El Bolillo Gómez dando la charla técnica a la hinchada (foto otra vez cortesía del doctor Noreña). "Mijo, usté tiene que calmarse, no ser tan acelerao... ". "Sí, profe, tiene razón..."