sábado, marzo 31, 2012

Breve pero atrevido análisis + categorización de los jugadores colombianos que han estado en Argentina

Hace poco tuvimos la oportunidad de leer un concienzudo estudio de 1,231 páginas, realizado por el prestigioso entomólogo noruego Hälvär-Töre Fjörgärjd Mosquera. En él, se afirma que los futbolistas colombianos se pueden dividir en dos categorías:
  1. Los que juegan, jugaron, o pintan para jugar en Argentina.
  2. Los que no.
Ahora, los que caen dentro del inciso "1", se ven, verán o se vieron expuestos a los siguientes factores desestabilizadores.

Los Factores desestabilizadores: esos factores que son tan desestabilizadores.

a) El Miedo escénico: Imagínate tú cada semana yendo a ganarte la vida en canchas de Cúcuta, Tunja o Cartagena, en donde la única exposición que tendrás será la dermis de tus rodillas peladas. Jugarás generalmente ante 3,000 tibios aficionados cuya mayor muestra de agresividad será hacer sonar esporádicamente unas chicharras emparentadas con cornetas. Si juegas bien, te ganarás algo de fama y te mencionará esa trituradora de carreras largas y exitosas, Not*c*as Carac*l. La vieja más hot e in que conocerás será Liliana Salazar, cuando te pida tus impresiones del partido en cancha. Y de repente, pegas el paso a jugar en Argentina, y te toca ir a la Bombonera, al Cilindro, al Nuevo Gasómetro (y no menciono el Monumental porque me salió #!ERROR!). Sales a la cancha y te recibe un coro de mínimo 30,000 cavernarios babeantes sin camisa, cantando al unísono que eres un negro de mierda y que te van a meter muchos objetos por el culo sin tu consentimiento explícito (?). Ahí, en ese momento, hay una altísima probabilidad que las huevas se te atraganten en el esófago, y el culo te haga así: fiu, fiu, fiu, fiu, fiuuuuuuu. 

2. Nostalgia de la casita. Llegas a Argentina y al primer mes te maravillas de cómo pudiste vivir tu vida anterior sin conocer bifes de chorizo, chinchulines, empanadas, raviolis, alfajores, vinos. A los 2 meses ya se te perdió la emoción por la carne y el sabor a orégano y aceite de oliva. A los 3 tu lengua está pelada del aceite de oliva y comienzas a extrañar placeres antes ignorados, como acompañar el almuerzo con Frutiño de mora de sobremesa, o comer frijol en sopa. A los 4 eres capaz de matar a alguien con tal de conseguir una gallina sudada o un tamal. A los 5 matas hasta por un arroz blanco con huevo. A los 6 estás devolviéndote para convertirte en el flamante nuevo refuerzo del Millonarios.

3. El ambiente de bohemia permanente (?) en Argentina: aquí en Colombia también se rumbea hasta por unas elecciones perdidas, seamos buenos entre nosotros (?). Pero en Argentina es peor, porque allá la gente está cenando a las 12 de la noche (!!!), y de ahí se sale a rumbear hasta las 6 o 7 de la mañana. Así no aguanta ni Robocop.Y supón que lo anterior te la suda (porque eres un tipo responsable). Tú tranquilo de la vida, pero pegas una o dos actuaciones buenas, y enseguida te cae la prensa y te entrevistan en Estudio Fútbol y te llaman de Líbero y te presentas en Indirecto y te meten chismes que sales con Luciana Rubinska y te llama otra vez Fabbri y suenas para Boca y te peleas con Caruso y te llama Marc*lo Tinelli para que participes en uno de sus programas de pacotilla y participas y te meten chisme que fuiste a una fiesta del Bambino Veira y te quedaste en su casa y te sacan infografía especializada de antes y después en Paso a Paso...

Y ahí sí que te jodiste.

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Ahora, convengamos una cosa: a tí, a mí, al amigo tuyo, a tu hermano, a tu primo nos puede afectar lo que mencionamos arriba. A cualquiera. Y a veces se nos olvida que el futbolista, por si no se habían dado cuenta, es humano. Se necesita entonces no sólo una gran calidad como futbolista sino una mente de fierro (?) para poder hacer una carrera larga y respetada en un fútbol como el argentino. Bueh, al menos el de cinco años para atrás: hoy mandamos a Rafa Castillo y es capaz de complicar la defensa de Estudiantes.


El desglose (?) de los factores de arriba nos lleva a preguntarnos: ¿hubo algunos compatriotas que superaron la presencia de éstos factores, y supieron triunfar en el fútbol argentino? ¿Será?

1. Los futbolistas colombianos que triunfaron en Argentina, pese a los Factores desestabilizadores 

Clarinés que sí los hubo, y hasta me animo a darte una selección ideal (con un audaz y atrevido 3-3-4):


Oscar Córdoba (peleando muuuy cerca con el grandísimo Farid Camilo Mondragón Alí)
Gerardo Bedoya, Iván Ramiro Córdoba (Amaranto Perea), Jorge Bermúdez (Mario Yepes)
Chicho Serna (Fabián Vargas), Giovanni Hernández, James Rodriguez
Jairo Castillo, Radamel Falcao García (Juan Pablo Ángel), Jorge Cruz Cruz, El Palomo Usuruaga

Ésta selección ideal puede verse engrosada, dependiendo de la performance (?) de créditos actuales que empezaron muy bien pero se han desinflado, como Friovanni Moreno, Testófilo Gutiérrez o NoMarco Pérez (que aún tiene el crédito abierto por el papelazo que hizo en un horrible Gimnasia y Esgrima), o que están en un equipo de mierda, como Carlos Carbonero. Total, vemos que a duras penas se saca un equipo ideal de los colombianos en Argentina; pero se saca. Equipo del cual hay de todo: tipos muy calidosos como Iván Ramiro Córdoba o El Palomo Usuriaga, junto con limitados  para el fútbol pero unos abanderados de la vida (?) como el Patrón Bermúdez o Jorge Cruz. Son tipos que no parecen el colombiano promedio, que o se caga, o se acomoda, o se va de farra a la primera oportunidad, sino que aprovechan sus virtudes y se sobreponen a los factores enumerados arriba. Son jugadores que en algún momento de sus vidas, se convirtieron en tipos de clase internacional.

 Adivinar cuál es el colombiano Jorge Cruz en ésta foto del Huracán 1992.

Ahora, se cae de maduro que se impone una lista con los que fueron a jugar allá con todas las condiciones para triunfar, pero les fué como reggateonero en el Monsters of Rock:

2. Los futbolistas colombianos que no pudieron triunfar en Argentina, por causa probablemente de los Factores desestabilizadores

Ahora viene el segundo caso: los jugadores colombianos que, con madera para triunfar en Argentina, no lo hicieron por una serie de factores que incluyen los que hablamos arriba. Aquí no alcanzamos a formar un equipo ideal o su equivalente, por lo que sí podemos explayarnos un poco en algunos casos puntuales.

Alejandro Botero (Arquero): se hizo conocido por el fuerte contraste entre su cara de ejecutivo joven y la de los pelaos pletóricos de acné y malnutrición en una selección juvenil de Colombia de finales de los 90. Botero pintaba bastante, jijiji (?), pero estancó su carrera siendo un inquilino constante de los bancos de Argentinos Juniors, Independiente y San Martín de San Juan. Hoy tiene supuestamente 31 años (eso dice él, pero cuando jugaba en la juvenil tenía cara de treintañero).

Iván Vélez (defensa): Figurón en América y Once Caldas, Combinación Atómica pegó el salto lógico que le incitaba su carrera, yéndose al prestigioso Independiente de Avellaneda. Lástima que cayó en uno de los más grises momentos deportivos e institucionales de los Diablos Rojos, en donde podías traer a Zidane en su esplendor y terminaba banqueado por orden de Mohamed o Ramón Díaz (!!!).

Arley Betancourt (volante golpeador (?)): saltó a la fama por dejar libre su ímpetu juvenil contra un árbitro en plenos Panamericanos de 1995, en Mar de Plata. Fué a Lanús con muchas expectativas, las cuales, adivinen ustedes, no se cumplieron.

J.J. Tréllez (delantero): El gran J.J. se fué en el pico máximo de su carrera a Boca Juniors, en la época en que era aún un club popular en el que la mayoría de sus hinchas tenían que morder con cuidado para no joderse una encía pelada, y no éste fenómeno cool del que se precia de ser hincha hasta Paris Hilton. Al J.J. le fué horriblemente mal en su experiencia argentina, y extraña bastante que así haya sido porque estaba lleno de condiciones: gol, rapidez, frialdad y potencia. Tan mal le fué que le preguntas a un hincha ochentonoventoso de Boca de los bluffs históricos del club, y antes de los 15 segundos ya te está mencionando a la Turbina.


Otros jugadores que tuvieron con qué pero a los que les faltó verle la cara a Dios (?): Mayer Candelo (en Vélez debutó contra Boca con unos 15 minutos maravillosos de fútbol: los primeros 15 del partido. Desde ahí se desinfló completamente), Mao Molina (San Lorenzo), Wilmar Cabrera (Independiente), Julián Téllez (Vélez, las lesiones le cagaron la carrera), Martín Arzuaga (Rosario Central, los asados le cagaron la carrera (?)), Anthony De Ávila (Unión de Santa Fé, la luchó y no le fué mal, pero tenía con qué haberle ido mejor, pasa que la época), John Edison Castaño (la promesa más desperdiciada del fútbol colombiano, fué a mamar gallo en Racing en 1989, cuando ya estaba de bajón), Vladimir Marín (Independiente), Jersson González (River), Totono Grisales (Colón), Jairo Patiño (en Ñuls un monstruo del fútbol, en River y Banfield un monstruo de la cara (?)), Brahman Sinisterra (Almagro), Rubiel Quintana (Belgrano), Freddy Guarín (Uoca)

Y ahora, la última categoría es para aquellos que no tenían con qué haber triunfado no siquiera en la C paraguaya, pero que por esos milagros de la vida le pueden decir a sus nietos "Aquí donde me vé, mijo, yo marqué a Verón y a Riquelme...". Aquellos a los que los factores de arriba no incide en su destino tanto como su tronquitud.

3. Los muertos que tuvieron un excelente Representante

Argentina, perdónanos por Arley Dinas, Pepe Moreno, Pepe Portocarrero, Néstor Salazar, Francisco Cassiani, César Fawcett, Francisco Foronda, Manuel Galarcio, Leonardo Fabio Moreno, Nelson Rivas, Breitner Bonilla, Javier Arizala, Carlos Còrdoba, Juan Carlos Toja, Mauricio Casierra, Breiner Bonilla. Robinson Zapata, Jair Benítez, Alex Viveros, Francisco Córdoba...

...y contando...

martes, marzo 27, 2012

Una gratísima sorpresa: Juan Román Riquelme de visita por los pueblos de Colombia

Ésta profesión que tengo me ha dado la oportunidad de hacer muchas cosas lindas en la vida: caminar bajo un sol inclemente todo el día por el monte hasta caerme muerto; comer atún y salchichas enlatadas por una semana seguida; meterse en quebradas y riachuelos llenos de chamizas y matorrales que te cortan la piel; convivir con colegas femeninas cuya belleza se remite exclusivamente a la parte espiritual... en fin: tantas cosas bellas que compensan el hecho de tener a tan temprana mi juventud extraviada (?). Pero nada de eso se compara con la sorpresa que recibí en éstos días, cuando, esperando el vuelo de regreso en avioneta a Medellín desde un pueblo del Bajo Cauca antioqueño, me encontré nada más y nada menos que a Juan Román Riquelme.


Román fuera de las canchas derrocha alegría. Al fondo se aprecia la torre de control y el Hangar 18.

Así es: el mismísimo Juan Román Riquelme se escapó por unos días de la asfixiante concentración de Uooooocaaaaaaaaaaaa Shuuuuuuuuuniooooooooooooorsssssssss, para viajar a Colombia de incógnito. Un gusto que no se le puede reprochar a un profesional como él: ¡qué mejor que dejar Buenos Aires por unos días para ir a cagarse de calor y mosquitos en un pueblito perdido de Colombia! Al verlo me extrañó sobremanera que ninguno de los pasajeros se atrevió a acercarse a rodear al ídolo, (hasta se hicieron los que no lo reconocían), debe ser la timidez local (?). Pero pasado el momento de sorpresa yo sí me animé: tímido me acerqué y lo saludé, como normalmente lo hacen los aficionados colombianos cuando ven un jugador rioplatense: "Ehhh, qué hacés, Román, ídolo, sosss grande, sos un monssstrooooo....". Román me contestó con su habitual tono eufórico: "Para uno como jugador es muy importante el reconocimiento de la gente. El cariño del público. Pero por ahí algunos ya están diciendo que Riquelme no saluda a la gente. Que Riquelme es un amargo, un frío... Qué sé yo, no le pongo atención a eso, Riquelme es felí. Si Riquelme es felí, Boca es felí, el técnico ese que me puso a correr solo como un boludo es felí, y todos felices. Riquelme no tiene que darle explicaciones a nadie: si Riquelme viene a agarrar un poco de calor en un pueblo de Antioquía, (dijo, ya fastidiado) eso no los debe afectar a ustedes los periodistas, para nada. Yo ya hablé con el técnico y con lo´ compañero´ y todo está claro. Con nadie más tengo que aclarar nada". En ese momento anunciaron la salida del vuelo, por lo que, lamentablemente, no alcancé a preguntarle por su pronóstico para el clásico antioqueño del siguiente domingo, ese del 25 de Marzo que ganamos a punta de huevas y garra.


Ya en Medellín, Román se alejó, con paso cansino y ganador, a agarrar un taxi. Yo me quedé con las ganas de conversar más con el ídolo, pero a su vez me quedó la sensación de maravilla de haberme encontrado a tremendo crack en tan lejanas tierras. La próxima vez que lo vea le pido el favor que él, que sabe tanto de éstas cosas, colabore con unos muchachos que estaban de Tour por Sudamérica, pero que se quedaron sin gasolina desde hace mes y medio.

"Me pone muy contento llegar a Medellín"

jueves, marzo 15, 2012

Siete uniformes feos del fútbol latinoamericano, sí, siete

¿Es usted de esos puristas que se queja porque al uniforme de su equipo éste año se le nota un leve sfumato que - según usted - traiciona la tradición del club? ¿Se siente ofendido con los dirigentes que aprobaron una línea blanca de 3 mm en el cosido de la camiseta? ¿Está convocando una marcha de protesta por Facebook porque cree que el logo de "SUPERTIENDAS LA MILAGROSA" le quita vistosidad al uniforme de su amado club? ¿Le queda difícil combinar su ropa diaria para homenajear a su equipo amado? No joda más: más bien léase éste compilado de los 7 clubes con uniformes más feos en el fútbol hispanoamericano, para que se consuele pensando en lo afortunado que es usted, en comparación a aquellos que tienen que hacerle fuerza a una camiseta con efectos cromáticos dignos de la peor pesadilla surgida de un decorador de interiores de 1976.

Nota: nos arriesgamos a meternos en un terreno desconocido, extraño, intricado. El terreno de la moda (?). No nos dá miedo, no es puto el que habla de ropa, sino el que se asusta hablando de ropa (?).

Nota 2:  Vamos a hablar de uniformes feos, no de algún diseño puntual feo que tuvo un club en un año en particular.


Nota 3: TTMM (Todos modistos)

7. Pumas de la UNAM


Aquí la escogencia no pasa por la combinación cromática, sino por la omnipresencia de ese soso y caduco - además de ciego y mueco - felino, que SIEMPRE ¿luce? la camiseta del equipo de la UNAM. Viejo, parece la máscara de un luchador de Lucha Libre ("¡¡¡Con usteeedessss, Ellllll Puuuuuuuuuuuuumaaaaaaaa de Tamaulipaaaaaassssssssss!!!), y eso reafirma la certeza que el diseño se remonta a los días en que andar por el mundo con patillas pobladas no era patrimonio exclusivo de los dueños de camiones de carga. La idea de la-máscara-de-gato viene de un ¡entrenador de fútbol americano mexicano! (o sea, un mexicano oficiando (?) como DT de un equipo practicante de ese incomprensible deporte yanqui), que tomó a ese animal como el símbolo de los equipos deportivos de la UNAM. Mucha enjundia y todo, pero, o modernizan al gato para que su boletez sea al menos acorde a éstos tiempos (?), o hacen como el América de Cali, que se limitó a dejar a su respectivo ser de inframundo dentro del escudo, o le venden el logo al Sindicato de Fabricantes de Cascos de Motocicleta, al que le queda ni mandado a diseñar.

6. Sports Boys del Callao



Imagínate tú salir a la calle de rosado, ir de compras, todo de rosado, ir a un centro comercial luciendo tu rosado, llenarte de rosado. Comprar una camiseta toda rosada, sentir que la vida es toda de rosado, tu corazón desborda rosa y te sientes rosado. No, ésto no lo tomamos de un blog de quinceañera, sino que resume lo que debe sentir todos los días un hincha del Sport Boys del Callao, uno de los clubes más representativos del Perú y de fuerte raigambre en ese puerto infecto (?) cercano a Lima. Tiene uno que tener los huevos bien puestos para ser hincha del rosado, y ésto que acabo de escribir es una paradoja más compleja que la de Banach - Tarski (?): la mera existencia de la camiseta ya se presta a la mamadera de gallo y montada de los rivales. Mejor dicho: no me imagino un club que sea tanto caldo de cultivo para cánticos hirientes que el Sport Boys, y además, si vemos que la Barra Brava del Boys se llama Juventud Rosada todo se va al carajo, al puro, explícito e invencible carajo. Ah, buscamos por todos lados el porqué putas (?) escogieron ese color para el uniforme del equipo fundado en 1927, y no encontramos nada. Un amigo peruano me dijo que (en serio) el color fue una alusión a los abundantes lupanares y casas de lenocinio (?) que abundaban en el puerto.

5. Emelec



Emelec conserva desde tiempos inmemoriales la tradición de sacar cada año un uniforme más apagado que el anterior. ¿No creen? Los reto a acordarse de algún diseño bonito del Emelec, uno que les haya dado ganas de comprarse la camiseta. Y no lo hay. Tal vez porque la combinación Azul Apagado/Gris grisón nunca cuaja. Y menos en un equipo cuya mística se pierde en sus delanteros grandotes, lentos y aparatosos. Parece que en Ecuador los delanteros rápidos y hábiles se van a la Liga o a Barcelona...

4. Envigado


No sé si es porque en Colombia el colorante naranja lo derivan del zapote (a diferencia de Países Bajos, que lo deben derivar de algún híbrido entre Tulipán y Cannabis), pero lo cierto es que los uniformes de Envigado siempre han sido ho-rri-bles. Ni combinándolo con verde (que con el naranja queda ni pintado (PLOP!) para un bus urbano), ni neutralizándolo con el blanco, Envigado ha podido cuajar en el zeigeist (?) con su uniforme. Jamás veremos, por ejemplo, en el Amsterdam Arena, a rubicundas y sensuales holandesas en topless revoleando una camiseta que diga "Arroz Caribe".

3. Pereira


Hasta hace poco los pereiranos tenían fama de ser lobos y boletas (las pereiranas tenían otra fama, pero no vamos a entrar en discusiones bizantinas tratando estereotipos odiosos (?)).  Hay muchísimos estudios sociológicos y de comportamiento urbano que no se han hecho referentes al tema, pero de una vez les ahorro la plata: todo tiene que ver con el uniforme del Pereira. Es que imagínate crecer con tus padres, tu hermano Rubén Darío, tu amigo del barrio John Jairo y tu prima Luz Dary, todos incitándote a hacerle fuerza a esa iridiscente, escandalosa, llamativa, cacofónica y disonante combinación cromática amarillo-rojiza: si cuando grande no te da por usar zapatos de charol sin medias o comprar una Humvee mientras escuchas a Darío Gómez a full volumen, es porque estás predestinado a ser modelo en Milán (?). El Deportivo Pereira es, a pesar de todo, uno de esos equipos queribles, que nunca caen mal y al que uno les desea que no desciendan, pero que siempre lo contrarían a uno. Si cambiasen de uniforme (al menos métanle un color negro para que mate el aurirojo) te aseguro que hay mentalidad de winner añadida.

2. Platense



Que alcen la mano los que les gustaría hacerle fuerza a un club cuya combinación de colores no es cromática sino coprológica. ¿Alguno? Alguien?... No más preguntas, su señoría...
1. Arsenal de Sarandí



Ser un clubcito con menos seguidores que José Galat, pero con repentinos éxitos recientes amparados bajo la sombra omnímoda del Capo di tutti Capi, no genera mucho entusiasmo en los hinchas neutrales. Y menos ayuda que dicho club agarre dos colores chillones, los junte en una camiseta, y los distribuya además de la manera más atravesada posible. Ese es el Arsenal: un club de mierda con más directivos que hinchas, y menos hinchas que penales en contra desde que subió a primera. Y una camiseta horrible, marco adecuado para aborrecerlo hasta desearle un pronto descenso a la D.


lunes, marzo 12, 2012

Un remedio para sanar las heridas

La política que mantiene éste blog y que predica el Politburó, ha sido siempre la de mantener un ambiente de moderación, respeto y sensatez. Siempre, menos cuando me hacen sublevar esos vándalos de mierda (?). No hablo de todos, por supuesto: tengo amigos de Nacional, hinchas muy hinchas, que joden y maman gallo cuando nos va mal, pero que siempre conservan la mesura y el respeto. A esos dos o tres (?) les tengo cariño, como Román (?), y les deseo fervientemente que les vaya muy bien. En la vida, no en el fútbol, perdón.

Así que anoche me acosté con la adrenalina a full, con una seudo-arritmia y con el corazón reseteado de tanta pujadera y tantas sensaciones y tanto cambio de emociones y tanto parto y tanto que putié a los mercenarios y tanto que salté y tanto que sufrí con cada balón que pasaba mitad de cancha y tanto que me ahogué y tanto que grité. Pero hoy me levanté con una sana alegría, matizada de orgullo, pero con un sentido de la moderación que me llevó a querer abrazar a todo el mundo, incluído perdedores (?). Me acordé de mis amigos de Nacional, ustedes saben quiénes son, a los que les duele la derrota pero la reconocen con hidalguía, y para ellos va mi abrazo sincero. Y mi reconocimiento: no nos hemos salvado de nada, no hemos ganado nada.

Igual, no pude dejar de acordarme de esos huevones de Sur que fueron ayer al estadio vestidos con sábanas alla "fantasmas de la B", algo que ya se había visto antes, sí, antes. Me dieron sincero pesar: ¿cómo estarán hoy? ¿Dónde quedó todo el tiempo gastado en robarle el juego de sábanas a la mamá, en coserle las letras, en recortarle los ojitos? ¿Cómo harán para encarar en el colegio, en la universidad, en el trabajo, a sus compañeritos a los que estuvieron bataneando toda la semana? ¿Con qué sensaciones se acostarán hoy? Hay que pensar en ellos, también. La juventud requiere redimirse, no se debe uno concentrar en recalcar sus errores sino en sanar las heridas. A esos que fueron con el cartel con la B en negrita y vestidos de Gasparín, les sugerimos el siguiente anuncio comercial:



Atentamente: La Monxerga del Fútbol (?)