En éste mundo en el que reinan los poderosos (no El Poderoso - hasta que se vaya el Pánzer, ojo-), los pintosos y los platudos, sobresalir siendo, no sé, uno mismo (?) es complicado. Más si lo que esperas conseguir está hecho precisamente para que sea tomado por los poderosos, pintosos y platudos. Como cuando vas a una discoteca VIP así, llevado de la malparidez, feo (?) y con la misma ropa con la que vas a la Universidad y vas con el objetivo de caerle a Manuela González o Valerie Domínguez para que terminen la noche revolcadas en las sábanas que no has cambiado en 3 meses, bajo el afiche del DIM Campeón 2009. Salvo un error de la Matrix, eso no pasará. Pero ojo, de vez en cuando se da, no hay que perder la esperanza que éste mundo transnacional y neoliberal baje la guardia y te deje coronar por una vez. Y sí, terminas con Michelle Rouillard en bolas buscando la luz del baño de tu cuarto apestoso a cachimba de cigarrillo Mustang "Ay, donde se prende la luz de ésto...". Y tú pensando, con la sonrisa de satisfacción saltándote de la cara "Jueputa, coroné" y a buscar la cámara para pegar la foto en Facebook (?).
Lo cual pasa una que otra vez en el fútbol, claro. Ahora es más difícil, porque hasta el Juventud Sabanalarga está propenso a ser adquirido en un 98% por un jeque de Emiratos Árabes Unidos. Pero antes las reglas eran más parejas (los equipos no), y por eso hablaremos hoy de aquellos desconocidos (o casi) que lograron la gloria de ser galardonados con el Botín de Oro Europeo. Aquellos nombres que si uno los escucha desprevenidamente se imagina que son el Primer Ministro de Azerbaiyán.
El Botín de Oro, ese trofeo que no existe porque no se lo ha ganado Bokita (?).
El premio fué creado por la revista France Football para premiar a aquel jugador que lograra hacer más goles en su liga respectiva. Que la liga fuera la yugoslava, checoslovaca, chipriota, inglesa o española no importaba: el tema era el valor absoluto de goles, no el relativo (la puta que soy geek (?)). El sistema funcionó así hasta 1996, año en que European Sports Magazines (la multinacional europea de revistas deportivas) tomó el premio y asignó un sistema de calificación de acuerdo a cada liga. O sea, si te llamas Sissgüirrr Sïsgürvinssön y anotas 50 goles en el campeonato islandés de Verano (?), te jodiste si Cristiano Ronaldo se hace 25 goles en España. Me imagino que mucho tuvo que ver la perspectiva de ver como premiaban a ignotos jugadores de países llenos de bruma y olvido, en vez de aquellos que venden camisetas y figurines en Madrid o Tokio. Si mencionamos que Adid*s co-patrocina el premio, se refuerza nuestra teoría de una manera contundente.
Ahora revisemos los Botín de Oro que no conocen ni en los foros más afiebrados de fanáticos futboleros que nunca la ponen (?). Si alguno conocía a éstos, favor enviar su email de protesta por los medios acostumbrados. Ya sabe que la respuesta será la acostumbrada mandada a la mierda, con las gracias por escribir (?).
1968-1969: Petar Zhekov (CSKA Sofía, Bulgaria). 34 goles.
El primer Botín de Oro se lo había llevado la temporada anterior el animal (del verbo "bárbaro", no del verbo "Rodallega") de Eusebio da Silva Ferreira, con 42 goles. Pero hete aquí (?) que en la temporada 68-69 el goleador europeo vino de la gris Bulgaria, el más fiel de los satélites soviéticos de Europa del Este. El trofeo se lo ganó un tal Petar Zhekov, que convirtió 36 goles jugando para el omnímodo y poderosísimo CSKA Sofía, club fundado por el Partido Comunista búlgaro. Decimos "un tal" Petar Zhekov porque nadie lo conoce por éstos lares (hice la prueba preguntándole a mi mujer si lo conocía: su respuesta que incluyó un trapo revoleado sobre mi cabeza me indicó la respuesta (?)), pero en realidad es una gloria local (de hecho es el goleador histórico del CSKA) que jugó dos mundiales, en los que anotó la cifra de - esperen yo contabilizo...ya - 0 goles.
Detrás de Zhekov quedó un tal Giorgios Sideris, del Olympiakos, al que le faltó un gol de dejar de ser un total desconocido fuera de los barrios periféricos de la Acrópolis. Zhekov al año siguiente quedó tercero, y hoy es recordado principalmente por el autor de éste post (?).
Hector Casimiro Yazalde. Con ese nombre y esa pinta a uno se le salta enseguida la palabra "paraguayo" y le suena a uno como el próximo refuerzo para el Deportivo Pereira. Pero no: el Chirola Yazalde es más argentino que una devaluación del peso (?). Se hizo a la fama en el Independiente de Avellaneda, club del cual saltó a Portugal a jugar en el club oligarca de Lisboa. Ahí fué donde se mandó a hacer goles, sobre todo en la temporada 1973-1974 en la que convirtió la animalada de 46 tantos en la liga local. Seeh, convengamos en que la liga portuguesa -quitando los 3 de siempre- está conformada por clubes de pueblos de 3000 personas en los que sus jugadores patean el balón en el tiempo que les queda libre de su oficio de leñadores, pescadores y pastores de cabras. Pero de todos modos lo que logró el Chirola en esa época es bastante meritorio. Atrás de él quedó un tal Hans Krankl (un monsssstro) del Rapid de Viena, un tal Carlos Bianchi (un modessssssto), del Stade de Reims, Jupp Heynckes y el salvaje de Gerd Müller.
1974-1975; 1976-1977: Dudu Giorgescu (Dinamo Bucarest, Rumania). 33 y 47 goles respectivamente.
Ya que Bulgaria había tenido su Botín de Oro, no podía quedarse atrás aquel país que tantas mujeres feas le ha dado al mundo: Rumania. Pero el Capu Cannonieru (?) no vino del club más grande del país, el Steaua, sino del odiado rival, el Dinamo, club nacido y cobijado por el Ministerio de Asuntos Internos del Partido Comunista (Brrrr). También estamos tentados a decir "un tal" Dudu Georgescu, pero pasa que el comunista éste (?) se ganó dos veces el Botín de Oro: la primera vez era un total desconocido para el fútbol europeo, la segunda también (?). Georgescu es el máximo goleador de la liga rumana en todos los tiempos, incluyendo las 2 temporadas en las que obtuvo el trofeo: 1974-1975 (33 goles) y 1976-1977 (47 goles). Aunque seamos buenos entre nosotros (y aquí seguro saltará algún hincha de Dínamo a protestar furibundo "Dejá de ningunearnos gonorreu!"): el transfondo del Dinamo hace pensar seriamente (y hubo rumores en ese sentido) en la posibilidad que los árbitros le cargaban un poquito la mano a los contrarios, so pena de pasar el Tercer Tiempo en una agradable charlita con los de la Securitate. Pero son especulaciones: el caso es que Giorgescu superó el primer año al holandés Ruud Geels, al argentino Delio Onnis y al Chirola Yazalde (todos con 30 goles) y al segundo al mismo Geels, al húngaro Bela Varady y al alemán Dieter Müller (nada que ver con Gerd: apellidarse Müller en Alemania es lo mismo que llamarse Rubén Darío y vivir en Armenia).
1975-1976. Sotiris Kaiafas (Omonia Nicosia, Chipre). 39 goles.
Nos imaginamos a los hinchas de Rapid Viena, o Bayern München, o Real Madrid, o Liverpool, leyendo en el periódico que un chipriota había sido el ganador del Botín de Oro, para exclamar "¡¡¡¡Naaaaaaaaaaaa, queeeeeeeeee!!!! Ésto no es serio!!!!". Más informal que Hugo Chávez era el campeonato chipriota, país que estaba (¿está?) en una guerra civil, dividido en dos (por un lado la Chipre griega y por el otro la Chipre turca), y con menos fútbol que Aló. De ahí salió Sotiris Kaiafas, goleador histórico (oootro) de su país, que según nos cuenta Wikipedia "No era un jugador técnico, su juego lo basaba en la fuerza y en la gran capacidad física". Traducción: era un muerto con mucha leche. Corolario: era el Martín Palermo chipriota (?). Cuando seguimos leyendo su biografía llegamos a donde dice "..."Cuando gané la Bota de Oro fue uno de los días más felices de mi vida", recuerda el ídolo de las canchas de gravilla de su país" y ya se va todo al carajo.
Ese año quedó Carlos Bianchi de segundo con 34 goles, hecho que recordó en una entrevista en 1981 en cierto ex*semanario y hoy revista mensual argetina, cuyo nombre no pronunciaré ni loco (?), diciendo algo así como (no estoy inventando, eh?) "El 76 fue un buen año, hubiera ganado el Botín de Oro, pero se lo dieron a un chipriota que a último momento me superó en goles alcanzados... no armaron quilombo ni nada, si estaban encima en guerra civil...pobre gente". Sí, pobre Carlitos. Por detrás de ellos quedó otra vez el pobre Ruud Geels, que ya debía estarse cuestionando su vida, cortándose la pija y abjurando de su fé, todo en paralelo.
Ese año quedó Carlos Bianchi de segundo con 34 goles, hecho que recordó en una entrevista en 1981 en cierto ex*semanario y hoy revista mensual argetina, cuyo nombre no pronunciaré ni loco (?), diciendo algo así como (no estoy inventando, eh?) "El 76 fue un buen año, hubiera ganado el Botín de Oro, pero se lo dieron a un chipriota que a último momento me superó en goles alcanzados... no armaron quilombo ni nada, si estaban encima en guerra civil...pobre gente". Sí, pobre Carlitos. Por detrás de ellos quedó otra vez el pobre Ruud Geels, que ya debía estarse cuestionando su vida, cortándose la pija y abjurando de su fé, todo en paralelo.
1980-1981. Georgi Slavkov (FC Trakia Plovdiv, Bulgaria). 31 goles.
El Botev es un club de la ciudad de Plovdiv (con esos nombrecitos obvio que hablamos de Bulgaria, menso) con las particularidades de a) no haber sido fundado por algún organismo comunista, y b) haber tenido más cambios de nombre que el Once Caldas: seis en total. Tanto que hoy sus hinchas no saben qué cantar en la tribuna (fuente: lo suponemos (?)). A principios de los 80 se llamaba FC Trakia Plovdiv, y pugnaba (como ahora) en destacarse entre el dominio abrumador del CSKA, del Levski Sofía y del Lokomotiv. Pero en 1981 tuvo el honor de albergar al Pichichov (?) europeo del año, un tal (see, un tal) Giorgi Slavkov, delantero rendidorcito pero no una bestia de marcar. Con 31 goles le alcanzó para ganarle el trofeo al grossísimo húngaro Tibor Nyilasi y al gran (de pie, carajo) Karl Heinz Rummenigge, con 30 y 29 goles respectivamente. Luego de eso Slavkov no se volvió a sentir, ni nadie se acordó de él, salvo algún memorioso parroquiano de algún bar de Plovdiv.
1986-1987. Rodion Camataru (Dinamo Bucuresti, Rumania). 44 goles.
El caso de Rodion Camataru es extrañísimo: como jugador era normalito, un grandote bien ubicado que metía goles ayudado por la inercia. En la temporada que ganó el Botín de Oro, Camataru llevaba 24 goles faltando 6 juegos para terminarla. Milagrosamente (adjuntar ????? a placer) anotó ¡¡¡20!!! goles en los seis juegos restantes, sobrepasando sin problema al segundo, el goleador austriaco Toni Polster (que se quedó con 39) y a Nasko Sirakov (el centrodelantero de Bulgaria en ese equipazo del Mundial 94, con 36 goles). En el momento la cosa generó rumores, pero el asunto no trascendió demasiado gracias a la falta de noticias provenientes del otro lado de la Cortina de Hierro, y al humo soltado por el dictador Ceasescu. De todos modos, France Football actuó con celeridad, demorándose apenas 20 añitos para quitarle el Botín de Oro a Camataru y dárselo a Toni Polster, en un acto de eficiencia que envidiarían los tribunales colombianos. Camataru después tuvo una carrera mediocre en Bélgica y Países Bajos, y hoy debe estar rompiendo las bolas a quién quiera escucharlo que le robaron el Botín de Oro.
1987-1988. Tanju Çolak (Galatasaray, Turquía). 39 goles.
Lo que averiguamos de Tanju Çolak indica que era un jugadorazo. ¡Y uno que tiene como referencia de un delantero turco al muerto de Hakan Sukur! Pero parece que Çolak no era tocuén (tocuén es cuento): jugó en dos de los grandes de Turquía (Galatasaray y Fenerbahce) anotando 166 goles en 161 partidos. Sí, más de un gol por partido. Sí, ustedes me dirán que si la liga turca ahora es una cagada, en los 80 era una tristeza comparable a la hinchada de Envigado. Y tienen razón, pero ajá, no deja de ser meritorio cagar a goles a los rivales en estadios en donde todo el estadio retumba con ganas de prenderle fuego a la Anatolia (?). Lo jodido de la carrera de Çolak es que se le acabó a los 30 años por irse a la cárcel (!!!), acusado de contrabandearse un Mercedes-Benz a Ankara. Una joya. O un montaje, quién sabe, aquí no pasan esas cosas (?).
Jajajaja grande maestro. Me hace recordar el goleador FIFA del año, de los mismos que hacen los 'rankings' esos, y que más de una vez se lo ganó la liga ecuatoriana, boliviana, etc. Así es el fútbol, hay oportunidades para todos, como en la vida(?).
ResponderBorrarexcelso, como siempre don YSEC, pero bacano volver a ese método para sacar el botín de oro! o por lo menos por gol promedio en la temporada!
ResponderBorrarDónde lean esto el Camello Serna, Herly Alcazar, Jeffrey Diaz, Palmira Salazar o el Mítico Boyero!!..... Se van a querer matar, al saber que en sendas ligas competitivas y reconocidas (?) ellos la hubieran metido a placer y hasta se hubieran Ganado el Botín de Oro.... Claro que bueh, con lo borrachosos y vagos que son, les hubiera tocado empeñar el botín para poderse pagar el viaje de regreso a baldosear en Colombia....
ResponderBorrarExcelente Post!!
Excelente Post Maestro!
ResponderBorrar"... apellidarse Müller en Alemania es lo mismo que llamarse Rubén Darío y vivir en Armenia"
ResponderBorrarJuajuajuajua